Las calaveritas de azúcar es una tradición que no puede faltar en los altares y decoraciones en las fiestas de Día de Muertos.
Es por eso que aquí te daremos a conocer la historia y la transformación que ha tenido esta deliciosa tradición mexicana:
Para los antiguos mesoamericanos, la muerte era sólo la conclusión de una fase de la vida que se extendía para llegar o pasar a otro nivel. Nuestros antiguos pobladores guardaban los cráneos humanos y los utilizaban en sus rituales que simbolizaban esta transición.
Los mesoamericanos le llamaban ‘Tzompantli’ al altar de muertos y lo adornaban con muchos cráneos humanos de personas que fueron sacrificadas en honor a sus dioses.
Con la llegada de la religión católica y los españoles, aquellos rituales que iban en contra de la formalidad de los católicos se prohibieron o en algunos casos se modificaron.
Así, los cráneos humanos fueron sustituidos por calaveras hechas de azúcar, que sirven para recordar a los muertos y al destino al que eventualmente todos partiremos.
También son una forma de darle un gusto al paladar y mantener una de las tradiciones más ricas de nuestro México.
Los estados en donde más se producen las calaveritas de azúcar son Guanajuato, Puebla, Oaxaca, Michoacán y Ciudad de México.
Desde hace unos cuantos años, la calaverita la realizan de chocolate, amaranto, nuez o almendra. También están las variantes no comestibles fabricadas con barro.
Como verás, la calaverita es un elemento de mucha importancia en los festejos de Día de Muertos. En los altares se considera como una alusión a la muerte, y recuerdan que está siempre presente.
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