El estado de Florida, en Estados Unidos, ejecutó al asesino en serie Gary Ray Bowles, quien mató a varios hombres homosexuales adultos en el transcurso de ocho meses en 1994.
Bowles, de 57 años, lo declararon muerto tras recibir una inyección letal en la Prisión Estatal de Florida.
El Departamento de Correcciones de Florida informó que en el que ha sido su último día con vida, Bowles no recibió ninguna visita y que su última comida consistió en tres hamburguesas con queso, patatas fritas y tocino.
Según la orden de ejecución, en su infancia Bowles padeció golpizas de sus padrastros y el abandono de la madre.
Las autoridades tenían identificado a Bowles desde el primer asesinato, cometido en marzo de 1994, en vista de que dejó un documento en la escena del crimen y fue visto por una cámara de vigilancia tratando de extraer de un cajero dinero de la cuenta de Roberts.
Apodado por las autoridades como «el asesino de la I-95», Bowles mantuvo un común denominador: ahogaba a sus víctimas -hombres con los que se iba a vivir- con diferentes objetos, entre ellos trapos, rollos de papel higiénico, tierra y hasta un juguete sexual.
La de Bowles ha sido la segunda ejecución del año en Florida y la número trece en todo el país.
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