Desde decir «primeramente Dios» cada que platicas alguno de tus planes son algunas de las cosas que hacen que despierte la señora que vivía en tu interior.
Y aunque lo niegues y huyas cada que un niño te dice «SEÑORA», hay placeres de la vida que con el paso del tiempo van llenando de felicidad y confirman tu inicio de «Doñita».
Llevarte el centro de mesa en algún evento.