Tal aprece que ni a los canadienses ni a los indios les pareció la forma por la que los Trudeau se paseaban por la India. Trudeau se fue de viaje de trabajo a la India para negociar inversiones indias que se traducirían en 1.000 millones de dólares canadienses. Sin embargo las fotos de Trudeau acompañado de su esposa Sophie Grégoire y sus tres hijos paseando por varios lugares como Taj Mahal y la residencia de Mahatma Gandhi no causaron nada de gracia a las familias canadienses que trabajan para pagar los impuestos de dicho país.
Por otro lado varios periódicos indios criticaron fuertemente la vestimenta de la familia canadiense, al parecer vestían todo el tiempo como si fueran a una boda tradicional, esta vez el discurso del sincretismo resultó contraproducente, pues en lugar de mostrar el respeto por otras culturas tal parece que exotizó la cultura de un país al que estaba arribando. En la revista Outlook se hizo el comentario de que la vestimenta y el comportamiento era «demasiado indio, incluso para un indio».